Después de llevar meses y meses oyendo hablar de la biografía de Carlos Herrera y escuchando algún que otro disparate en boca de alguna periodista de caché, supuestamente bien informada, según la cual, Casa Real pide a Herrera que no la publíque y el periodista decide complacer a Felipe VI, me llega una información de alguien próximo a Randon House.
El motivo real es que conforme el manuscrito iba llegando a su fin, el emérito comienza a poner pegas, Herrera intenta encontrar una solución, pero el problema es que no le gustaba el resultado final y no autoriza a publicarla, le da un cheque a Herrera y zanja el asunto, según esta misma fuente, Juan Carlos estaba ya en conversaciones con la francesa.
Esto no se gesta de un día para otro, pero las cosas a veces se alargan. Juan Carlos ha hecho lo mismo que con otros, cuando no le ha convenido lo ha largado, la lista es larga. Herrera habla de lealtad pero lo cierto es que no puede publicarlas porque falta la firma real, estipulada bajo contrato.A Herrera acérrimo defensor del emérito no se le ha vuelto a oir hablar de él, en mi opinión esa amistad no terminó bien.
Debray es más manejable, más complaciente, es una mujer cosa que él siempre prefiere.
El emérito está pagando por muchos años, su verdad no es la realidad, porque su vida era conocida.De todas formas siempre estoy por un punto intermedio, machacar por los errores, inventando no es de mi agrado y no soy monárquica.
