En las notas que el autor hace antes de entrar en la narración, comenta que Renschausen el penúltimo cónsul alemán de Larache contribuyó a salvar la vida de españoles contrarios al régimen franquista; así mismo tuvo múltiples socios judíos con los que tuvo negocios y fue cesado de su cargo en 1943 por asistir a la boda de un empleado del consulado que era judío. También es cierta la presencia de miembros de la Gestapo en Larache y su misteriosa desaparición. El nombre de pila de Renschausen no aparece, por expreso deseo del autor.
La narración es ficticia pero inspirada en los personajes antes mencionados.
El autor nos narra la llegada de esta familia primero a Tánger y su posterior instalación en Larache. Rudolf pronto se convirtió en toda una institución en la ciudad, pero con la llegada del nazismo al poder, ya no todos buscaban su amistad, ahora rehuían de él como si de una consigna secreta se tratara, se levantó un muro invisible en torno a él y los suyos, le consolaba saber que había personas que le estimaban de verdad pero no iban a visitarle por miedo.
Rudolf compró ese solar en un primer viaje a Larache, vio el olivo y se decidió a comprar el terreno, el olivo le cautivó, y las reticencias de su esposa al estar colindante a un cementerio fueron secundarias.
La vida de Rudolf Renschausen es narrada de forma muy amena. No os la voy a desgranar porque esto es una reseña con algunas pinceladas de lo que es la obra.
Me quedo con una frase: Escribir libera el alma