Miguel
Delibes visitó Checoslovaquia en 1968 durante la primavera de Praga, y escribió
un librito con el mismo título. Fue invitado por la Universidad Juan
Evangelista de Brno, y posteriormente a Praga para pronunciar unas charlas sobre
novela española- Fue tomando notas de
sus impresiones y sensaciones, porque Praga es ciudad de sensaciones y emociones
como ya dejó anotado Delibes.
Praga
quería abrirse al mundo. A Delibes no le gustaba la España de Franco pero
tampoco le gustó lo que vio en Praga , en aquellos momentos tanto checos
como eslovacos trataban de zafarse de la dictadura impuesta por Moscu.
Para
que la obra se publicara en España se vio obligado a condenar el régimen totalitario.
La experiencia sirvió a Delibes para hacer un cotejo entre la sociedad
capitalista y la comunista. El libro es una denuncia a los totalitarismos, pero
a todos, y eso no gustó a algunos. Delibes se muestra critico con el sistema, pero hace un buen análisis ante los
comentario que algunas personas le hicieron, fue el caso de un señor, me imagino
que con muy buena posición económica, porque en la España del 68 pocos podían salir
de viaje y mucho menos a los países del este porque había que ir a Francia y
desde allí pedir un visado a los países a visitar. Pues bien un conocido de él
le hizo el siguiente comentario: Nada de lo que vi me gustó,mucha pobreza y
los cabarets de pena vaya porquería, claro Delibes se hace la misma pregunta
que cualquiera ¿ Se va a Moscu y a Praga en plan de cabarets? ¿Eso es todo lo
que hay que ver en Moscu y Praga? Me imagino como sería un Cabaret en la Praga y el Moscu del 68. Continuaba diciendo Praga es muy oscura, si es cierto Praga es oscura y ahí radica su encanto, a
los checos no les gustan los letreros luminosos, no han querido convertir
aquello en la Vegas.
Tanques soviéticos entran en Praga
Me imagino que en el 68 apenas habría tiendas para
turistas aunque los checos nunca han dejado de fabricar muñecos autómatas,
relojes y buena cerveza Pilsen. Hay turistas
españoles que son también de pena, este "Señor" fue allí a otra cosa y lo que vio no
le gustó. Praga era un país sin coches, sin letreros luminosos y cabarets míseros,
pero –Delibes sabía demás que la riqueza y los logros de una sociedad no se
pueden medir por la buenos que sean los caberets o los letreros luminosos.
En aquellos momentos lo mas
importante fue que el país había perdido el miedo, el autoritarismo, continua
diciendo, vence pero no convence, Delibes no hace un canto al marxismo pero si
señala que había una educación igual para todos, con un fallo a veces el estado
decidía la profesión en función de las necesidades, eso si, paro no había, las
desigualdades habían desaparecidos, hubo una reforma agraria, pero había una ideología
dogmática que los checos no soportaban, ya entonces dijo lo que años mas tarde
muchos aprobaríamos un socialismo en libertad, pero Delibes es creyente y va
mas lejos: Esto es lo que Cristo nos enseñó hace 2000 años, y que Pablo VI
aprueba. Delibes siempre estuvo por un socialismo democrático.
Pablo VI fue odiado por el régimen de Franco y Arias Navarro lo tildaba de gentuza del Vaticano. ( Nota tomada del libro : La Gran desmemoria)
La
primavera de Praga estalló en la Universidad , profesores y alumnos comenzaron
a movilizarse, se produjo una ruptura dentro del partido, entre el núcleo duro
inmovilsta y los reformistas.
El escritor no es complaciente con el sistema, se muestra critico, así dice que había problemas
de vivienda y que las que entregaba eran de 50 m, igual que en España, yo en
Sevilla he visto viviendas de 40 m. El mercado de verduras le causó una triste
pena, pero puedo decir que en la ciudad de Radauti al norte de Rumanía en la
frontera con Ucrania el mercado de verduras es para salir corriendo, y hablo de
hace un año, así que puedo imaginar el mercado de verduras de Praga en el 68.
Los define como solidarios, pero no sabia si era una condición del pueblo checo
o impuesta por las circunstancias. El escritor solo encontró sonrisas amistosas
y buenas caras ( tuvo suerte, o han debido de cambiar con la llegada de la democracia)
continua diciendo que: para el americano el tiempo es oro, para el checo es
vivir cada minuto con intensidad, para muchos esto es sinónimo de falta de
ambición, quizás por eso me gustan los checos, no tienen afán de
enriquecimiento. (*)
En
aquellos años todo el mundo cogía el tranvía, hoy siguen cogiéndolo, porque en
el centro de Praga esta prohibido circular en coche privado, a no ser que
pagues una suma considerable al ayuntamiento, y esto disuade a la gente.
Que
los checos son un pueblo culto lo corroboro, son grandes lectores y conocedores
de música clásica, ir por Praga y ver anunciado un concierto de música por aquí
y por allá forma parte del paisaje, dice el escritor que los checos tienen oído,no
me extraña desde muy chicos los ponen a escuchar a Dvorak, el gran compositor checo.
Las
Iglesias checas nunca cerraron pero estaban sometidas a vigilancia y las
ordenes religiosas desaparecieron, la mayoría es ortodoxa aunque hay algunos católicos.
Iglesias no faltan.La Iglesia católica mas famosa de Praga es la del Niño Jesus de Praga en el barrio de Malaestrana, con misa en español, ya que la dirigen un grupo de franciscanos españoles desde tiempos inmemoriables, con algunos hermanos checos, tuve ocasión de visitarla.
Dice
Delibes que los checos hablan un perfecto castellano se refiere a los que lo ha estudiado, totalmente cierto, los
guías que nos acompañaron hablaban incluso sin acento.Todo el mundo les
preguntaba ¿ donde habéis aprendido a hablar el castellano? Aquí en Rep Checa.
La
prostitución en aquellos años era itinerante, iban de un lado a otro, dice el
escritor que en la estación de trenes el panorama era deprimente. Hoy Praga esta considerada la capital del sexo europeo, hay unos cien burdeles registrados mas los apartamentos privados y hablamos de una ciudad pequeña.
El
escritor hace una maravillosa descripción de la ciudad y del barrio de Mala Strana,
las torres afiladas con sus relojes, la Iglesia española del niño Jesus de
Praga, toda la ciudad suele estar difuminada por el humo, pues es fría y hay
chimeneas por doquier, contemplar la ciudad desde el castillo produce serenidad
y sosiego en palabras de Delibes. La ciudad tiene un gusto Kafkiano, no en vano
fue aquí donde nació. Los pasadizos, túneles, arcos y patinillos se cruzan, la
calle de los alquimistas Zlata Uliclita ( callejón del oro) donde el emperador
Rodolfo alojó a los alquimistas.
Calle de los alquimistas, retroceder al pasado.
Delibes
siempre fue un autor muy leído por los checos entonces también eslovenos, su
obra mas leida Diario de un cazador
(*) La ambición es licita, aunque no del gusto de todos. Se puede aspirar a tener mucho, siempre y cuando no pisoteés a nadie, en todo caso es una filosofía que no comparto.