jueves, 10 de noviembre de 2016

Lenin de la seducción al mausoleo.Reseña literaria por Miguel Iturria Savón




                                                                              


Lenin: de la seducción al mausoleo. / Miguel Iturria Savón

Un seductor llamado Lenin, de Cecilia Molinero Flores, publicado por Fussion Editorial, me devuelve a la memoria el retrato del personaje calvo, serio y enigmático que presidía los salones y actos de la Cuba pro soviética de mi infancia y juventud, donde fue un vértice de la triada divina junto a F. Castro y K. Marx, cuyos panfletos políticos estudiamos en la Universidad.
     El Lenin de Cecilia Molinero es el mismo, pero parece menos anacrónico, hierático y santurrón; un hombre de su tiempo con sus gustos, manías, virtudes y defectos que amó y utilizó a su madre, hermanas, esposa y  amantes, con las cuales sostuvo una vasta correspondencia y tuvo hijos -y nietos- a los que abandonó por su “entrega absoluta al Partido y la Revolución”, centro de su obra y labor política antes y después de llegar al poder, cuando sus camaradas y amanuenses le inventan una leyenda rosa y momifican sus restos, depositados aún en un Mausoleo de Moscú, a modo de pirámide o mezquita para peregrinos del socialismo mundial.
   
     Para mí, es difícil leer nada de o sobre Lenin, pero creo que el libro de Cecilia, breve, cálido y explícito, puede ser de interés en estos días de otoño para lectores curiosos que, recogidos en el sofá, deseen redescubrir al líder ruso con vocación de profeta y alma de Robín Hood.

    Cien años después, ¿quién pensaría que el momificado guardián del Kremlin no fue el apacible misógino casado con su eficaz esposa-secretaria, sino un seductor que desató pasiones entre sus amantes y secretarias, una de las cuales lo chantajeó por desdén?

     La autora apenas bucea en la biografía del revolucionario ruso de principios del XX, sino en instantes de su vida íntima y familiar asociados al hombre en sí -y para sí-, lo cual favorece la libre exposición de sus puntos de vista sin la rigidez pautada de biógrafos e historiadores ligados a ideologías e intereses de estado y partidos. Su estilo, sencillo y directo, oscila entre la crónica, el ensayo creativo y la síntesis biográfica. Se nutre, por supuesto, de artículos y testimonios, biografías, cartas, memorias y otros documentos y fotos obtenidos en archivos de París, Suiza, Estocolmo y Moscú.


   Sabíamos que Lenin, además de escribir ensayos y discursos sobre el capitalismo, el imperialismo y las tácticas y estrategias para tomar el poder y adecuar la realidad a la doctrina marxista, fue un conspirador hermético y un gobernante tenaz que escuchaba, persuadía o excluía a cualquiera para lograr sus fines. ¿Qué aporta entonces Cecilia Molinero en su cálida, amena y honesta mirada sobre Lenin?

    La respuesta está en la relectura femenina del enfoque humano dado al personaje que trasmutó la dictadura de los zares por la dictadura del proletariado en Rusia. En ese sentido, Cecilia le resta capas al mito al revelar la dependencia de Lenin de su madre y hermanas, dependientes a su vez de la pensión de estado del padre difunto y de las propiedades heredadas del abuelo -el judío converso Moisesh Blank-, lo que les permitió estudiar, viajar y vivir sin agobios en varios países de Europa, donde supo camuflarse como “un artista del engaño” y usó nombres falsos: Volodia, Toulin, William Frey, Petroff, Iván Fedorowitsch…  
    
  
    Cecilia corre la cortina sobre los rasgos personales relegados por la historiografía oficial de Lenin, ese hombre de “figura tosca y fornida”, “tacaño y ahorrativo, orgulloso y desconfiado”; a veces “distante, frío y no amable, pero con absoluta confianza en sí mismo…” Sin “amigos íntimos, sino compañeros pues valoraba la lealtad política por encima de la simpatía…”; además de “detestar las críticas, los chismes y la libertad de expresión”.  

    Según la autora, Lenin “No era hombre de acción, como lo fueron Trotsky e incluso Stalin; nunca participó en una manifestación… Era un táctico, lo suyo era la clandestinidad…”, aunque “…se movía bien entre bastidores…” y obtuvo la protección de Fedor Kerensky -padre del célebre Kerensky al que Lenin le dio el golpe de Estado en 1917- y se relacionó con personajes variopintos: Kamo -célebre atracador de bancos y amigo de Stalin-, el agente zarista Malinovski -fusilado por Stalin después-, el cantautor Montehus, los escritores M. Gorki y Curzio Malaparte, y camaradas del Partido como Martov, Trotsky, Lev Kamenev o Clara Zetkin. 
      El plato fuerte de Un seductor llamado Lenin, reside en sus nexos pasionales y utilitarios con las mujeres. “Le gustaban las mujeres con clase, detestaba la vulgaridad y nunca se relacionó a nivel personal con miembros de la clase obrera…” El tema  contradice la mojigatería que le adjudican sus biógrafos cuando “tener una amante formaba parte de la idiosincrasia rusa, había una alta tasa de prostitución y las enfermedades se propagaban”. Lenin recibió tratamiento contra la sífilis.

    Advierte, sin embargo, que Lenin “…fue un hombre de ideas bastantes conservadoras en cuanto al sexo”, es decir, “un progre de galería”; pero le dedica un capítulo breve a cada una de las mujeres de su vida, incluidas la madre, hermanas, la esposa y las principales amantes: detalles de encuentros, citas de las cartas cruzadas y las posibles huellas dejadas en él por María Ivanova, Apolinaria Yakuvoba, Nadia Constantinova -o Krupskaia, su tolerante esposa-, Alexandra Mihailkovna, Lena -con la que tuvo un hijo que reconoció y abandonó-, Lise de K. (una burguesa virtuosa del piano que publicó sus memorias), Inesa Armand, la más mediática y amada por Lenin, pese a estar casada, tener varios hijos y otro con Lenin -entregado a un matrimonio comunista-, y Lidia Alexandrovna Fotieva, Secretaria, confidente y amante del líder. 
   En el capítulo final, “Claroscuros de un hombre”, Cecilia Molinero culmina el retrato de Lenin con pinceladas sin morbo. Evoca, por ejemplo, su primer encuentro con Trotsky y la impresión de cada uno; así como la “monótona vida en el Kremlin”, los últimos días, el “secretismo absoluto” sobre su vida, sus gastos y la leyenda de modestia “espartana”, las calles, estatuas y museos dedicados a él, venerado como el Dios de la revolución, pese a sus manías y banalidades anotadas en los diarios del Kremlin, donde aún reposa en su urna de cristal para atraer a turistas.

    Como Happy end, un dato curioso: Vladimir Putin, Presidente de Rusia, está vinculado emocionalmente a Lenin a través de su abuelo -cocinero personal de Lenin y luego de Stalin-.  












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lunes, 7 de noviembre de 2016

Corazón tan blanco. Reseña literaria y breve resumen

Cuando decido leer corazón tan blanco de Javier Marías, lo primero que hago, antes de sacar el libro de la biblioteca ,es informarme sobre que va el tema, comienzo con las reseñas literarias y todo es ambiguo, que digo ambiguo, ni una sola explica sobre la trama.

Tuve que leer unas once paginas para meterme en la historia. Una historia como tantas, la  de una pareja que después de contraer matrimonio ,él comienza a intuir que algo no va bien: durante el viaje de bodas por distintas ciudades americanas, tuve una serie de sensaciones desagradables, que atribuí a fantasías, y cuando eso sucede te preguntas ¿ Y ahora qué?



En la relación de pareja no siempre hay una enamoramiento previo, a veces se da durante la misma, y otras nunca. Una vez casados ya tienen que ir siempre en la misma dirección,ya no es dejarla en la puerta y hasta el próximo día, ahora es para siempre.

El primer malestar me vino en Miami, ciudad asquerosa. pero con muy buenas playas para recién casados. El segundo malestar se produjo en la Habana. Los presentimientos de desastres que me acompañaban desde la misma ceremonia de bodas,  iban cobrando forma.

Paseando por la Habana Luisa se sintió mal y volvimos, se metió en la cama y yo me asomé al balcón, divisé una mujer que parecía esperar a alguien, llegó la noche y la mujer seguía alli, de pronto levantó la vista y me divisó.

La historia se ve entrelazando con otra. En la habitación contigua,una conversación entre un hombre y una mujer,un lío amoroso, con mentiras de por medio, y donde la muerte es el tema central de la conversación.

Y así el autor nos va desgranando la vida matrimonial de la pareja. El, traductor en Bruselas y con ausencias prolongadas, de hasta 8 semanas y cuando llegaba a casa, encontraba cambiada a su mujer, cada vez más cambiada,nos hace una descripción de su padre y de la influencia que va ejerciendo en ella y el lector comienza a intuir algo.

La historia gusta y además al estar bien narrada entusiasma.

El valor del libro no está tanto en la historia que cuenta, que a mi me ha parecido interesante, ni tampoco en como lo cuenta, que por supuesto cuenta, sino de lo que ella se desprende.

Dice el autor: que la verdadera unidad del matrimonio esta en las palabras, no tanto que entre dos personas que comparten una almohada, no haya secretos, y saber lo que es bastante grave como para construir un secreto, hay cosas que no son posibles de contar ¿ es necesario contar la vida entera? ¿ es necesario un interrogatorio diario? Continua el autor diciendo: la cama es un confesionario. Puede que en un 90% si, pero hay gente que sabe preservar lo que nadie debe saber.Continua diciendo:la cama puede ser lugar de traición hasta para los padres, para halagar a quien se ama, se denigra al resto, familia incluida.

Corazón tan blanco gusta por muchos motivos y por eso casi todo el que la ha leido, la ha recomendado.



Stasiland. Historias tras el muro de Berlín.Anna Funder.

Antes de hablar del libro quiero comentar que no es para todos, ni muchos menos para los que buscan historias romanticas o sencillas donde e...