Entre escribir bien e interesar lo que se escribe hay un trecho.Sucede a veces que alguien cataloga de buena una obra, y el resto sin haberla leído la da por buena, pero también sucede lo contrario, alguien que escribe sobre un tema concreto que no suele interesar a muchos, y si a los que la leyeron no les gustó, el resto acepta la opinión de unos cuantos.Si se quiere saber cuanto interés despierta un autor, solo hay que meter su nombre en Internet, y ver en cuantas librerías físicas está, además de Casa del Libro, y a partir de ahí si alguien te ignora, menosprecia o incluso habla mal, solo hay un adjetivo: envidia. Por desgracia tiene varias caras. A cada cual se le ataca de una manera.
Mucha gente no ve la diferencia entre la narrativa y el ensayo, o estudio histórico, de hecho en cierta ocasión me preguntaron que que significaba el ensayo, quien dice ensayo dice monografía o relato.
Luego hay otros factores que influyen como el concepto de buena persona, una persona querida por todos; cuando alguien es querido por una comunidad sus escritos suelen serlo también.
Recuerdo un día en Sevilla, iba con una amiga y nos encontramos con una conocida que llevaba un perfume que a mi me encantó, se lo comenté a la amiga con la que iba y me dijo que a ella no le gustaba, le dije que antes lo usaba y me contestó que desde que lo usaba esa persona ya no lo quería, su olor le resultaba desagradable.
A lo largo de mi vida me he encontrado con este fenómeno llamado de subjetividad o en el polo opuesta objetividad. Poca gente lo es.
Hace poco leí algo de una persona de Larache, un escrito normal, que poco menos que conmocionó a los cuatro amiguetes, porque allí no hubo más comentarios. Me pregunto cuanto han leído algunas personas para poder calificar de escritora brillante a la que hizo el escrito, y sobre todo que trascendencia podía tener.
Donde más se observa este fenómeno, es en la pintura. Hay gente que pinta muy bien, pero su obra no interesa desde un punto de vista artístico, y quedan para un reducido grupo de personas que gustan de tener en su casa unos cuadros cuya temática puede ser tal o cual cosa, no quiero nombrar nada en concreto, vaya que alguien se de por aludido.
El alma creativa nace y con el tiempo aprende cosas, algunas enseñadas por la misma vida, pero ni todo el que escribe es creativo, ni todo el que lee un entendido.
He querido poner un ejemplo de libro, autentico mamotreco que aburriría a muchos, pero a mi me resultó de interés por todo lo que el libro enseña desde un punto de vista histórico. El libro interesa más por lo que aporta que por su estilo literario.
En este mundillo abunda el peloteo, que detesto. Dime como cacareas y te diré que gallo eres.