Se acaba de publicar un libro en Reino Unido Dictator’s Dinners
que podría traducirse por los Dictadores en la mesa, no lo he leído pues no se
ha publicado en España pero aquí os dejo un resumen tomado de la prensa.
Se sabía que Stalin era aficionado a la comida y la buena
mesa y que sus cenas duraban horas entre charla, baile y copa.
Mussolini odiaba la pasta, solía tomar una ensalada a base
de ajos crudos.
Sadam Hussein se atiborraba de aceitunas, tenia 12 residencias
y en todas tenia comida preparada por si llegaba. Imagino que el servicio
domestico comería bien, pues no iban a tirar la comida.
A Gadafi le gustaba la ensalada de pescado estilo Pol Pot, a
Hitler el pichón relleno de lengua y pistachos.
A Franco la merluza y los bocadillos de delfín, el cocido, la sopa
al cuarto de hora, los huevos aurora pero siempre una comida muy española,
Franco como todos sabemos tenía sobre peso, un buen día se le ocurrió que los
pobres podían comer bocadillos de carne de delfín, pero sus asesores no lo vieron viable, los jueves solía ir a algún restaurante
de Madrid y se ponía en cólera si no tenían arroz.
De Fidel Castro es sabido su afición a la langosta a la
plancha. De Oliveira Salazar el hombre mas tacaño de Portugal la comida era mas
que frugal, en el desayuno café de cebada y una tostada a palo seco, a la hora de
comer sardinas a la brasa acompañada de frijoles.
Lo de Quin Jong ya es punto y aparte, tenía a una persona
que viajaba por medio mundo para traerle exquisiteces de aquí y de allá.
Y todos ellos obsesionados con el veneno, la mayoría tenían catadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario