En el prefacio el autor nos explica que ésta es una obra de evasión, pero también un viaje historico, donde tres mujeres son las clave de la obra.Alexandra Feodorvna última zarina, Inessa Armand musa de Lenin y Catherine una gran espía. En ésta obra se dice que Lenin frecuentaba la Logia masónica de Belleville,inspirado por su musa francesa, se refiere a Lise de K, aunque no la nombra directamente, pero si en otra obra escrita por el mismo autor. Es al mismo tiempo un libro práctico de viaje pues nos invita a conocer el país en sus distintas facetas.
El autor se pregunta si Rusia es europeísta o asiática o quizá una mezcla de ambas, en todo caso el alma rusa es distinta y Fedorosvki con ésta obra nos ayuda a conocerla.
En 1987 decide hacer un viaje en el transiberiano, un tren legendario que tiene hasta peluquería, y es en ese tren donde conoce a una dama de cierta edad pero que no dejaba indiferente a nadie, se llamaba Catherine, esta mujer antaño vivió en Rusia con sus padres y profesores de lengua, en casa de un gran duque.Es en Rusia donde encuentra al amor de su vida, un amor que iba a durar poco, pues perdió la vida durante la I Guerra mundial, pero nunca lo olvidó. Ella creía en los encuentros del destino y en los cuentos de hadas. En 1917 dejó su país natal cuando estalló la revolución y ahora 70 años después volvía es una especie de peregrinaje para recordar lo que vivió en su juventud. En el transcurso de este viaje Catherine le cuenta su vida y sus avatares, y es Catherina la que le inspirará a escribir éste libro.
El escritor nos va sumergiendo en esa Rusia de las estepas, donde los monasterios y los eremitas forman parte del paisaje, esa Rusia para muchos misteriosa y un tanto inaccesible. Gogol, Dovstoieski y Tolstoi también están presentes, unas mini biografías ensartadas en sus tiempos, una Rusia de los Zares donde cualquier libro sospechoso era prohibido, los Zares del XIX fueron anti occidentales.
En éste libro no falta Inessa Armand, guinda de cualquier pastel, a la que Catherina había conocido tiempo a..había sido profesora de sus hijos. Ya por entonces era un alma inquieta, había fundado una sociedad para la mejora de la mujer, con el tiempo como casi todos sabemos se convertiría en un faro del movimiento femenino. El marido estaba mucho tiempo fuera, salía a las siete de la mañana y volvía a las ocho de la tarde, la comunicación entre ellos había quedado rota, y es en éstas circunstancias que comienza a charlar cada vez más a menudo con su cuñado, de nombre Vladimir, una premonición diría yo.
Alexandra Feodorovna, emperatriz de Rusia o zarina, como Vds prefieran, fue una mujer poco querida en el país de las nieves, el autor no escapa a ésta opinión. Pocas veces he visto a una mujer tan criticada, le quedó el consuelo de que su marido si la amó. Su carácter introvertido no facilitó las cosas, la familia de él no la quería, pero lo de Nicolás y Alixe fue un autentico flechazo, de esos que surgen en la edad del pavo, ella tenía 12 y él ya cadete, 16. Tuvieron que esperar cinco años, pero es que eran demasiado jóvenes; entonces las parejas no podían estar solas y eso propiciaba los cosorios.Si nos atenemos a lo que cuenta el autor, los padres de él, hubieran querido algo de más prestigio que el apellido Hesse. Hubo muchos malos presagios, porque los rusos son muy supersticiosos, pero no voy a entrar en ello, que sería casi para otro resumen, cosa no que no voy a hacer.
Para leer éste libro te tiene que gustar Rusia, yo por eso lo elegí, aunque casi todo lo leído lo conocía ya.
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