domingo, 6 de junio de 2021

La furia de la lectura.J.Rodriguez

Yo suelo sacar libros de la biblioteca y a veces me tengo que conformar con lo que hay, pues vivo en un pueblo pequeño. También alguno que otro que me bajo por Amazon en francés, idioma que no quiero olvidar.

Y éste, concretamente  lo elegí por el título: La furia de la lectura. Yo pertenezco a ese reducido grupo de personas que no pueden vivir sin leer. A veces oigo  decir a gente que les gusta leer, y leen dos o tres libros al año, a veces ni eso, y me preguntan si me gusta Dan Brawn, con todos mis respetos para sus lectores, el célebre libro de Dan Brawun me parece una perdida de tiempo absoluta, después del código ha habido otros, porque la editorial encontró una mina; algunos dirán que, envidia cochina,, lo admito a medias.

¿Se puede leer cualquier cosa? Entre no leer nada y leer algo, como los libros de contenido romántico, o los de Brawn diría que se leyera, pero los de contenido romántico se basan siempre en una premisa, y desde mi punto de vista no aportan nada.

Yo fui una lectora algo tardía, comencé con 14 años leyendo a Emilio Salgari que era lo que había en casa y me encantaba meterme en sus aventuras, yo no nací en un medio intelectual, aunque a mi madre le gustaba leer, pero en casa no había mucho donde elegir. Yo creo que lector/a se nace, de nada sirve estar rodeado de una buena biblioteca si no te gusta la lectura, en mi caso buscaba siempre algo que llevarme a los ojos.

 Cuando realmente me vuelvo lectora de furia fue estando en Fes, donde trabajaba como docente, tenía la biblioteca del centro cultural francés al lado de casa y los sacaba de allí. Aquí vivo también al lado de la biblioteca, cuando digo al lado es al lado, a 50 metros. Extraña casualidad, es como si el destino hubiera dicho: Te voy a privar de algunas cosas pero no de leer, cuando algo me interesa y no está me hacen un préstamo interbibliotecario. Un detalle del destino.

Cuenta Joaquín Rodríguez que en los campos de concentración nazi había bibliotecas, yo lo supe hace poco , leyendo La bibliotecaria de Auschwitz, otra cosa es los libros que hubiera y las ganas que tuvieran los presos de leer, pero todo  un detalle por parte de los secuaces de Hitler. El autor le dedica muchas paginas a la Alemania Nazi y lo que supuso un cierto nivel cultural entre el pueblo. Hitler también fue un gran lector, según se desprende del libro, del Führer se han dicho muchas cosas pero quizá nadie supo de ésta afición o prefirieron ignorarla.
 
A mi la lectura me ha aportado mucho, ha sido mi tabla de salvación en momentos complicados, porque cuando una entra en el face, ve que la vida de los otros es de color de rosa, y una se pregunta: a mi me tocó la china, pero ahí están los libros; decir lo que yo he aprendido en los libros sería quedarme corta, porque a veces una tiene las cosas delante de sus narices y no las ve, hasta que viene Espido Freire con su libro, Siguiendo los pasos de Jane Austen y te dices: Ahh, si. No he leído nada de Austen, pero el libro de Espido que aún no he terminado me está gustando mucho. Al pan, pan y al vino, vino.

El gran lector necesita un rincón especial, yo lo tengo, es una terraza con vistas a un palmeral y unas montañas, y es el sitio idóneo cuando hace buen tiempo, en invierno no tengo lugar, leo en el sofá, pero no es lo mismo, el sitio importa.

El libro en cuestión no es de fácil lectura, no solo habla de la Alemania Nazi, también de la Grecia clásica o la Francia de Bouvoir y Sartre, hay capítulos que se me han hecho un poco arduos.

En mi opinión la lectura, si es de calidad aporta, enseña y te abre el camino. No todo lo que se publica merece la pena leerlo, pero el buen lector con el tiempo sabe discernir.

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