La vida simple también podía haberse llamado la historia de
un eremita moderno, así comienza.
Me instalé durante seis meses en una cabaña siberiana al
lado del lago Baikal, el pueblo más cercano estaba a 120 Kms, ni vecinos ni
rutas de acceso, algunos osos curiosos y 30º bajo cero, así comienza Sylvain
Tesson un relato vivido en primera persona.
¿ Es factible? Si, con reservas, debe ser toda una
experiencia y estar muy preparado para ella, rezar un par de rosarios para que
no te ocurra ningún percance, una caída, o incluso una enfermada inesperada, pero quizás los dioses
de las nieves estaban con él.
Sylvain había estado en 2003 en el Lago y había visto
cabañas espaciadas unas de otras, son
habitadas por ermitaños, la idea de vivir un tiempo en ese lugar comenzó a
gestarse siete años antes,y terminé cumpliendo mi sueño. Hay quien dice que cuando un
deseo es enorme el cielo y la tierra se confabulan para que se haga realidad.
Del lago Baikal se cuentan historias, tiene 700 Kms de largo
por 80 de ancho y uno y medio de profundidad, hay una zona a la que nadie puede
acceder, hay una base rusa de “experimentación” ( el comentario es mío).
Entre el material necesario para sobre vivir 6 meses en el
Baikal figuraban un icono de San Serafín
de Sarov y un retrato de la familia imperial rusa.
Comenta el autor que la formica triunfó en la Rusia
soviética y continua a día de hoy, allí no se renueva mobiliario y otros
enseres como sucede en España, el sentido estético vino determinado
por el materialismo histórico.¿ como fue que el Kitch se apoderó del mundo?
Solo hay que circular por una ciudad china , también ver como van los turistas
vestidos, yo podría añadir algunas cosas de la madre patria donde vivo pero se
saldría del tema que a fin de cuentas es resumir el libro e invitar al lector a
leerlo.
El autor junto a la cabaña
Llevé libros, Vodka , puros y 15 clases de Ketchup el resto
era silencio y soledad. Los hombres de los bosques en palabras del autor son
centrales que irradian fuerza vital, cuando entran en un cuarto su radiación
llena el espacio.
La vida en estos confines no es fácil, los que trabajan para
las estaciones meteorológicas suelen vivir en pareja o grupo de tres o cuatro
personas y se vuelven histéricos, hace décadas un jefe de estación que era
odiado desapareció y un buen día aparecieron sus botas, los osos no comen
abrigos, así que corrieron un tupido velo, también viven algunas mujeres solas
en cabaña, que se divorciaron y no se acostumbran a vivir en la
ciudad, es el caso de Lena, dejó a su compañero de cabaña y ahora vive sola, por
la noche tiene que salir para ver los aparatos de medición que están a 150
metros de la cabaña y la distancia se la hace larga. Algunas de las personas
que llegaron allí fue porque era el sueño de sus vidas,, luego se habituaron a
la taiga y al peligro. La cerveza y el vodka también son compañeros de la zona,
la cerveza viene en botellas de tres litros, medida siberiana.
Yura uno de los habitantes del bosque tiene claro que nunca
volverá a la ciudad, allí tiene todo lo que desea, soledad y la inmensidad,
para sentir el sentimiento de libertad se necesita espacio y soledad.
Libro idóneo para los seguidores de Dafoe, una versión S XX de Robinson Crusoe.
Me quedo con una frase: La
libertad tiene un precio pero hay que pagarla
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