Se publica por vez primera en España esta obra de Curzio Malaparte (1898-1953) escritor poco conocido en nuestro país,o de un sector minoritario; lo primero que leí de él fue Lenine le bonhomme y fue un suplicio, su estilo narrativo no es para todos, aunque está considerado un buen escritor, pero a veces depende también de la traducción. No voy a comentar nada sobre su biografía, un hombre que creció en el fascismo y se alimentó de él, conoció a los grandes de su época y supo ver lo que otros no vieron, su obra indudablemente tiene valor para cualquier historiador.
Baile en el Kremlim es una historia novelada de sucesos que acaecieron en la realidad, los personajes existieron todos, el Moscú comunista no difirió mucho del zarista solo que ahora los personajes eran otros, eran la elite, y actuaban como nobles.
Curzio hace un retrato de la sociedad soviética muy certero:recién llegado a Moscú y cuando no me había percatado de la corrupción de la aristocracia marxista, me di cuenta de que la belleza contaba en el éxito de un hombre, yo llegué convencido de que el poder lo ocupaba una clase salida del proletariado, dura, intransigente y puritana, ese puritanismo que tanto se parece al calvinismo donde solo cuentan los méritos, pero no era así, la belleza estaba exaltada, y en este caso en la figura de Karajan (*) siempre pensé que era indigno de una sociedad proletaria dar importancia a tales cosas.
La descripción que hace de los personajes que van apareciendo a lo largo del relato es realmente fantástica, distinguiendo a tipos caucásicos, georgianos, osetios... y dandonos un idea de como son esos pueblos.
La aristocracia comunista de los primeros años era resquicios del régimen zarista,oficiales,diplomáticos, militares que cambiaron de bando y algún aventurero; la clase obrera no participaba en aquellos bailes del Kremlim, ni tampoco a orillas del Moscova donde solía ir la alta sociedad soviética a remar en bote, muchas veces con la amante, los intelectuales formaban una casta aparte, la mayoría estaban avinagrados y aspiraban al premio otorgado por el sumo pontífice, yo no había ido a Moscú a divertirme pero no tenía otra opción.
Los personajes que desfilan por las paginas son conocidos en mayor o menor medida para cualquiera que haya leído sobre la revolución rusa desde los días de Lenin. Lunacharsqui, un clásico, Semionov y su esposa la Semionova , la Bubnova, la Egorova esposa de Egorov, no hay que olvidarse que en los países eslavos los apellidos tomados del esposo se feminizan. Todas ellas son descritas con finas sutilezas por Curzio que es cierto que estuvo en Moscú por aquellos años. Mme Egorova era bellísima, menuda, morena, entrada en carnes, lo cual le sentaba tan bien, tenía languideces húmedas y una delicadeza cruel..
Leer Baile en el Kremlim ha sido una gozada, acostumbrada un poco a lo que circula últimamente como literatura, es de celebrar la traducción de esta obra y su edición. En imagen Malaparte en la cincuentena.La fama de Malaparte o mejor la mala fama le viene por sus tendencias ideológicas, algún autor francés dice que conoció a Lenin cuando vivía en París, y de ahí surgen algunas anécdotas de lo cotidiano, como cuando compraba patatas y las elegía todas del mismo tamaño, pero su Lenin fue un suplicio para mi, quizás la traducción,,del italiano al francés,, porque este libro me ha resultado muy ameno y enriquecedor.
* Karajan no tiene nada que ver con el director de orquesta que falleció en épocas más recientes.
Curzio hace un retrato de la sociedad soviética muy certero:recién llegado a Moscú y cuando no me había percatado de la corrupción de la aristocracia marxista, me di cuenta de que la belleza contaba en el éxito de un hombre, yo llegué convencido de que el poder lo ocupaba una clase salida del proletariado, dura, intransigente y puritana, ese puritanismo que tanto se parece al calvinismo donde solo cuentan los méritos, pero no era así, la belleza estaba exaltada, y en este caso en la figura de Karajan (*) siempre pensé que era indigno de una sociedad proletaria dar importancia a tales cosas.
La descripción que hace de los personajes que van apareciendo a lo largo del relato es realmente fantástica, distinguiendo a tipos caucásicos, georgianos, osetios... y dandonos un idea de como son esos pueblos.
La aristocracia comunista de los primeros años era resquicios del régimen zarista,oficiales,diplomáticos, militares que cambiaron de bando y algún aventurero; la clase obrera no participaba en aquellos bailes del Kremlim, ni tampoco a orillas del Moscova donde solía ir la alta sociedad soviética a remar en bote, muchas veces con la amante, los intelectuales formaban una casta aparte, la mayoría estaban avinagrados y aspiraban al premio otorgado por el sumo pontífice, yo no había ido a Moscú a divertirme pero no tenía otra opción.
Los personajes que desfilan por las paginas son conocidos en mayor o menor medida para cualquiera que haya leído sobre la revolución rusa desde los días de Lenin. Lunacharsqui, un clásico, Semionov y su esposa la Semionova , la Bubnova, la Egorova esposa de Egorov, no hay que olvidarse que en los países eslavos los apellidos tomados del esposo se feminizan. Todas ellas son descritas con finas sutilezas por Curzio que es cierto que estuvo en Moscú por aquellos años. Mme Egorova era bellísima, menuda, morena, entrada en carnes, lo cual le sentaba tan bien, tenía languideces húmedas y una delicadeza cruel..
Leer Baile en el Kremlim ha sido una gozada, acostumbrada un poco a lo que circula últimamente como literatura, es de celebrar la traducción de esta obra y su edición. En imagen Malaparte en la cincuentena.La fama de Malaparte o mejor la mala fama le viene por sus tendencias ideológicas, algún autor francés dice que conoció a Lenin cuando vivía en París, y de ahí surgen algunas anécdotas de lo cotidiano, como cuando compraba patatas y las elegía todas del mismo tamaño, pero su Lenin fue un suplicio para mi, quizás la traducción,,del italiano al francés,, porque este libro me ha resultado muy ameno y enriquecedor.
* Karajan no tiene nada que ver con el director de orquesta que falleció en épocas más recientes.
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