Irene Nemirovski se dio a conocer con Suit francesa, la obra
que la consagró, en España es conocida pero yo diría algo minoritaria.
Murió joven no había cumplido los 40.- Su origen judío le
pasó factura en su país de origen, Ucrania, y posteriormente en Francia, pues
tuvo la mala suerte de ser detenida, falleció en Auswicht.
Irene y su familia se convirtieron al catolicismo cosa bien rara en un judío, quizás por eso tampoco es muy conocida dentro del judaísmo, el por qué tomaron esta decisión es algo que no explican los
biógrafos, pudo ser porque había pedido la nacionalidad francesa y el gobierno
se la denegó, de todas formas este detalle está al margen de su obra. Irene es
una escritora excepcional con unas dotes narrativas que hacen que cuando lees
sus relatos te los imágenes como si de una película fuera. Su obra me recuerda
algo a la de Isaac Singer y sus historias sobre el gueto de Varsovia.
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Esta es la historia de una familia judía en la Ucrania de
principios de siglo.
Los Sinner eran una familia que vivía en Ucrania, la
comunidad no era homogénea , en la
ciudad baja donde vivían los judíos desarrapados había multitud de niños harapientos, con
quedejas que les colgaban de la sienes y cuyo idioma era el Yiddish. En lo alto
de la colina vivían los judíos ricos. En la época de Nicolás II solo les estaba
permitido determinadas zonas, al judío rico le gustaba mostrar su riqueza, era
una forma de demostrar poder , de que había podido vender su remolacha a mejor
precio. Y entre el río y la colina había una zona intermedia donde vivían
polacos y judíos de clase media. Había pequeños clanes y se odiaban mutuamente.
El padre de Ada, Israel Sinner era un intermediario que iba
de barrio en barrio pues se dedicaba a la compra/ venta de remolachas ( no hay
que olvidarse que este producto es el más consumido en todo el imperio ruso,
pues con ella hacen el Borchs ) también se dedicaba a la venta de otros
productos incluyendo maquinaria agrícola, los intermediarios eran tenaces y
hacían sus compras con mucho aspavientos.
Israel era un hombre de ojos tristes que solía llevar a su
hija Ada de la mano, pues eso le reconfortaba, gustaba de contar un
“cuento” Yiddish: Un hombre iba a un Zadik ( hombre santo) alarmado por la salud de
hierro de su suegra y el buen apetito que esta tenía, para ver que solución le
daba, pero los Zadik solían estar más desatinados que acertados.
El libro está repleto de frases e historias propias de la
comunidad judía ucraniana.
Me he enterado de la llegada de un cargamento de pasas
procedentes de Esmirna, tengo un lote de sombreros procedentes de Paris… asi
iba Israel ofreciendo su mercancía y la niña asimilando el trabajo del padre,
por si eran pocas bocas ( diez hijos+la suegra) la cuñada se había quedado
viuda con dos niños de corta edad y se
venía a vivir con ellos, hoy algo así resulta inverosímil pero hablamos de
principios del S. XX, Israel estaba viudo y con un panorama desolador, la
suegra y la cuñada en casa, todos dependiendo de las ventas de él, también
había una criada a la que había que
controlar para que no robara comida. Israel no solo deseaba que la niña hiciera una buena boda en el futuro sino que
albergaba la esperanza de que tuviera algún don oculto, concertista de piano,
actriz..
Los judíos de la parte baja eran fanáticos y estaban
aferrados a sus costumbres, los de la parte alta solo se limitaban a cumplir
los preceptos básicos y entre esos dos grupos piadosos cada cual a su manera
estaba la pequeña burguesía que vivía de otro manera.
El padre de Ada iba de vez en cuando por la Sinagoga pero las tradiciones les resultaban
excesivamente complicadas así que cogía unas y dejaba otras.
Las clases sociales estaban muy delimitadas, la tía
Rhaissa con su boda había subido de
estatus y no quería nada con los “simples judíos”.Rhaissa la viuda tenia dos hijos Ben de 9 y su hermana Lilla de 15, Lilla parecía tener posibilidades de hacer una buena boda. Ben a sus 9 años
parecía saber más que toda la familia, un día comento: Lilla es una pava, pero
una pava deliciosa para quien sepa hincarle el diente.
Pero en Ucrania comenzaron
los desordenes( progrom) y a Lilla la mandaron a casa de una familia
ortodoxa porque allí no corría peligro; en cuanto a Ada no
había comenzado a ir al instituto porque estaba enferma, pero recibía clases de
un compañero a cambio de un plato de comida y un par de zapatos al
año, la niña parecía inteligente y eso
incomodaba a la tía Rhaissa.
Irene Nemirovsky en su juventud.
Rhaissa juntos a sus hijos y Ada su sobrina se fueron a vivir a Paris, Lilla comenzó a trabajar en el music hall y Ada hacia de todo un poco, con rapapolvos constantes de la tía, las pretensiones de Rhaissa para su hija se habían ido desvaneciendo con el tiempo, de ser actriz a trabajar en el musihall había un trecho, los hombres que se enamoraban de ella eran pobres padres de familia. Ada por el contrario estaba cada día mas atractiva lo cual sacaba de sus casillas a su tía.
No os quiero desvelar esta versión judía del cuento de cenicienta y la madrastra, pero la realidad puede ser igual de cruel o si cabe peor, porque no todos los cuentos terminan bien.
La obra de Nemirovsky casi es una oda a la pobreza, se respira miseria por doquier, y el lector va conociendo una época y unas condiciones de vida que a muchos nos resultan extrañas.
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